COMUNICADO

LA VIOLENCIA NO SOLUCIONA NADA; PRODUCE SUFRIMIENTO Y MUERTE

Los Obispos católicos de Colombia, ante la situación crítica de agitación social que se está presentando en diversas ciudades del país,

  1. Expresamos de nuevo que la protesta pacífica es un derecho y una alternativa válida para lograr respuestas a las necesidades y reclamos sociales, y que, en el momento actual, el ejercicio de este derecho debe tener en cuenta la grave emergencia sanitaria que estamos viviendo por cuenta de la pandemia del Covid-19.
  2. Rechazamos decididamente, sea cual fuere su proveniencia, las violaciones a los derechos humanos, los actos de violencia vandálica, los bloqueos a la movilidad y al abastecimiento de alimentos, la desaparición de personas, los atentados contra la integridad física de cualquier persona, los destrozos causados a los bienes públicos y privados.
  3. Manifestamos nuestro profundo dolor, especialmente por las muertes que han tenido lugar en este contexto, por los heridos y por los enfermos que no han podido contar con la atención de la misión médica.
  4. Reafirmamos que la violencia, el vandalismo, las agresiones, el abuso de la fuerza y el caos social no solucionan nada, pues sólo traen consigo sufrimiento y muerte, especialmente a los más pobres, además de deslegitimar y hacer cuestionable cualquier protesta social.
  5. Hacemos este llamado urgente y clamoroso: ¡Que se detenga, por el bien de todos, la espiral de violencia y el círculo de muerte que se están impulsando! Es momento de emprender juntos la tarea de generar un modelo de desarrollo humano integral.
  6. Insistimos en la imperante necesidad de avanzar hacia la reconciliación nacional y hacia la paz, con la participación y los esfuerzos de todos los ciudadanos, sin perder de vista que es un camino arduo que requiere valentía y perseverancia.

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7. Reiteramos, unidos al Papa Francisco, que es urgente abrir los canales para el diálogo social, para afrontar la compleja situación que vivimos: “Es necesario tratar de identificar bien los problemas que atraviesa una sociedad para aceptar que existen diferentes maneras de mirar las dificultades y de resolverlas. El camino hacia una mejor convivencia implica siempre reconocer la posibilidad de que el otro aporte una perspectiva legítima” (F.T., 228).

8. Convocamos a las comunidades católicas a una jornada de oración en las parroquias el próximo 7 de mayo, primer viernes de mes, dedicado al Corazón de Jesús, pues la paz es un don de Dios y una tarea nuestra. Pidamos, por tanto, la reconciliación del pueblo colombiano y la gracia de afianzarnos en la justicia, en la libertad y en solidaridad fraterna.

Bogotá, D.C., 4 de mayo de 2021

+ Óscar Urbina Ortega Arzobispo de Villavicencio Presidente de la Conferencia Episcopal

+ Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín Vicepresidente de la Conferencia Episcopal

(Original firmado)

+ Elkin Fernando Álvarez Botero Obispo de Santa Rosa de Osos Secretario General de la Conferencia Episcopal

Necesitamos también una vacuna contra la pandemia de la desigualdad, contra la insaciable tendencia del ser humano a acaparar los beneficios de la naturaleza, una vacuna contra el ego humano que desactive la enfermedad de la injusticia y nos libere virus del egoísmo personal y colectivo.

Foto de: Gencat Cat, «Vacuna COVID-19».

Seguro que la mayoría de nosotros quisiéramos haber recibido como regalo de navidad una vacuna contra el Coronavirus que fuera poderosa, eficiente, duradera y capaz de liberarnos de los miedos y limitaciones que produce esta enfermedad. En estos momentos existe la vacuna contra el Covid-19, al parecer se venía investigando, antes de la aparición de la pandemia su fabricación, lo que favoreció que, en menos de un año, los laboratorios farmacéuticos más prestigiosos del mundo avanzaran con rapidez. Más de diez potenciales vacunas contra el coronavirus, hace pocas semanas, se encontraban en la fase tres de sus ensayos clínicos y ahora varias de ellas pasaron a la última etapa antes de la aprobación por parte de las agencias reguladoras en Europa y los Estados Unidos. Así las cosas, la comunidad científica mundial recibió con gran entusiasmo las buenas noticias sobre la vacuna desarrollada por las compañías farmacéuticas: Pfizer y BioNTech, un 95% de efectividad, ningún efecto secundario preocupante y buena protección para personas mayores de 65 años y de diferentes razas y etnias.

Fuente: https://www.cinep.org.co/Home2/component/k2/856-editorial-vacunas-contra-el-coronavirus.html

Pero estas empresas no son las únicas, desde noviembre el laboratorio Moderna informó que su inmunizador había registrado una tasa de efectividad del 94%. De igual manera la Universidad de Oxford en Inglaterra y AstraZeneca mostraron los resultados de su compuesto con un 70,4% de efectividad y puede llegar a más de un 90%. También existe la vacuna china CoronaVac (de Sinovac). Existe también la vacuna rusa Sputnik cinco, ya aprobada por el gobierno ruso con un 92% de efectividad. Por su parte, Johnson & Johnson, también creó una vacuna cuyas pruebas se han realizado en países latinoamericanos, entre ellos Colombia, pero aún falta terminar la fase tres para su aprobación. Otra vacuna es la Novavax, cuyos estudios se llevan a cabo en el Reino Unido y Estados Unidos, pero sus resultados tardarán hasta febrero del año entrante. Finalmente, existen otras dos vacunas en desarrollo, pero sin información definitiva: la CanSino de China que está en pruebas de fase tres en Pakistán, Arabia Saudita y México; y, la Covaxin desarrollada en India que acaba de entrar a la fase tres de ensayos clínicos.

Ahora bien, podemos ser optimistas y tener el beneficio de la vacuna todos los seres humanos. Pero, ¿la idea es volver al mundo que tenemos? ¿a una normalidad que creó el tipo de vida que hemos venido generando? ¡¿Una forma de desarrollo y de relación de la especie humana con las demás especies de la naturaleza, que en buena parte no funciona bien?! La pandemia visibilizó con claridad y gravedad que cada día se está ampliando la brecha entre la concentración de la riqueza y el aumento de la pobreza en el mundo. Se acelera cada día la desigualdad social en la distribución del ingreso, en la redistribución de la riqueza y en el acceso y uso de los patrimonios naturales, lo que ha traído más problemas estructurales y se ven venir mayores complicaciones sociales en el mediano y largo plazo con relación a la igualdad de oportunidades en la salud, la educación, la economía, la política, la profunda falta de reconocimiento de la diversidad cultural y el deterioro galopante de los patrimonios naturales y la contaminación del planeta. Necesitamos también una vacuna contra la pandemia de la desigualdad, contra la insaciable tendencia del ser humano a acaparar los beneficios de la naturaleza, una vacuna contra el ego humano que desactive la enfermedad de la injusticia y nos libere virus del egoísmo personal y colectivo.

El papa Francisco pidió, en una audiencia con miembros de la fundación italiana Banco Farmaceutico en septiembre de este año, que la vacuna contra Covid-19 sea universal y no solo esté al alcance de los países más ricos para que todos, incluso los más pobres, puedan curarse de esta pandemia. Y añadió:

«La reciente experiencia de la pandemia, además de una gran emergencia sanitaria en la que ya han muerto más de un millón de personas, se está convirtiendo en una grave crisis económica, que genera pobres y familias que no saben cómo salir adelante. Sería triste si en la entrega de la vacuna se diera prioridad a los más ricos o si pasara a ser propiedad de esta o aquella nación y no fuera para todos. A nivel ético, si existe la posibilidad de tratar una enfermedad con un fármaco, este debe estar al alcance de todos, de lo contrario se crea una injusticia”.

Por: Luis Guillermo Guerrero Guevara.

Este es el más reciente editorial de CINEP, compartido en el programa Notas Humanas y Divinas que se emite todos los domingos por la Cadena Básica Nacional de RCN.

«ser defensor o defensora es estar prácticamente condenado a la muerte» – Leyner Palacios

Foto de archivo: Matts Olsson.

Leyner Palacios es uno de los galardonados

Leyner Palacios recibe el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia, un homenaje a las defensoras y los defensores de derechos humanos.

–  En Colombia la pena de muerte no existe en el código penal, pero ser defensor o defensora es estar prácticamente condenado a la muerte. Defender los derechos humanos es la actividad más peligrosa que se puede ejercer en este país, dijo Leyner Palacios al recibir el premio en la categoría “Defensor del año”.

El premio es un reconocimiento de su aporte a la construcción de paz y su incansable lucha en la defensa de las comunidades negras de Colombia.

Leyner Palacios, sobreviviente de la masacre de Bojayá, en la cual perdió 28 de sus familiares, ha trabajado por la construcción de paz y la defensa de los derechos humanos en Choc

 

ó durante más de 20 años. En su discurso, al recibir el premio hizo, el llamado a todos los colombianos a defender sus derechos.

– Todos debemos ser defensores y defensoras. Necesitamos transformar este país y cambiar el dolor por esperanza.

Documental: En noviembre de 2019, Bojayá recibe los cuerpos de sus hijos e hijas, asesinadas en el Masacre de Boyajá, el dos de mayo, 2002.

El virus de la violencia

Con la firma del acuerdo de paz nació una nueva esperanza en Colombia. Pero durante los últimos años los atentados y amenazas contra las y los defensores de derechos humanos han aumentado, y durante la pandemia del corona virus la situación ha empeorado. Según cifras del último informe de Somos defensores llamado “El virus de la violencia”, los asesinatos en contra de los defensores y lideres sociales aumentaron en la alarmante cifra de un 61% durante el primer semestre del 2020, en comparación con el mismo periodo del año anterior, de los cuales el 48% del total se produjeron en etapa de confinamiento.

Esta situación de violencia contra los liderazgos sociales viene acompañada de un aumento de las violaciones a los derechos humanos en el país, tal como masacres, desplazamientos, perfilamientos y la violencia policial.

El respaldo del trabajo de las y los defensores es importante para el reconocimiento de su aporte a la construcción de la democracia y la paz en Colombia.

– Su trabajo es determinante para la paz y nosotros les vamos a seguir acompañando en esta lucha importante. Juntos necesitamos defender una vida libre de violencias, dijo Lena Ingelstam, secretaria general de Diakonia en su discurso en la ceremonia.

Este artículo ha sido cambiado de su formato original que se encuentra en la página web de Diakonia Suecia: https://www.diakonia.se/es/noticias/cambiemos-el-dolor-por-esperanza–defensores-premiados-en-colombia/