COCOMACIA resiste contra viento y marea

El 10 de septiembre de 2015 el Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina Integral del Atrato, breve COCOMACIA, ganó el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia. El premio, una iniciativa de la organización sueca Diakonia, fue otorgado por cuarta vez desde el 2012 como un homenaje a quienes defienden los Derechos Humanos en este país y muchas veces ponen en peligro sus propias vidas. COCOMACIA fue honrado en la categoría “organización con larga trayectoria”, reconociendo el camino que ha recorrido codo a codo con las comunidades del medio Atrato desde los años ochenta. Juliette Schlebusch (JS) habló con William Rivas (WR) asesor jurídico de COCOMACIA sobre la lucha de resistencia y reivindicación de derechos que han hecho contra viento y marea.

JS: ¿Qué significado tiene el premio para el trabajo que hace COCOMACIA?

WR: Primero que todo el premio significa reconocer el trabajo que hemos realizado conjuntamente con líderes y lideresas desde hace muchos años en la defensa de la vida, del territorio y en la gobernabilidad del mismo. Para nosotros el territorio es nuestra vida, por eso lo defendemos. Pero también el premio significa darle visibilidad a lo que está pasando en el Pacífico. En el territorio se han presentado muchos acontecimientos que son relevantes aunque el mundo no los conozcan o no los publiquen, pero nosotros los tenemos en nuestra memoria.

JS: ¿Cuál es la historia de la fundación de COCOMACIA?

WR: Esta historia se remite a los años ochenta cuando las comunidades ven que al interior de sus territorios están árboles marcados, porque el Gobierno Nacional les había dado concesiones a algunas empresas madereras, para que explotaran todo el medio Atrato. Las comunidades iniciaron un proceso de defensa del territorio y de los recursos naturales. Al mismo tiempo empieza nuestra historia como organización popular. Hacíamos denuncias, para que los habitantes se sensibilizaran, se concientizaran, para mostrar que tenemos que defender unos derechos ya adquiridos, unos recursos nuestros, que desde hace mucho tiempo estamos conservando. En esta época nos llamábamos ACIA, Asociación Campesina Integral del Atrato.

JS: ¿El cambio de nombre a COCOMACIA vino más tarde…?

WR: Sí. Empezábamos a exigirle al Estado la titulación de nuestros territorios y bosques, que para él eran baldíos y por lo tanto considerados de su propiedad. Nosotros no aceptábamos eso. Cuando estábamos cerca de la reforma de la Constitución Política de Colombia en el 1991, intensificamos un poco más el proceso para visibilizar nuestra lucha. Entre otras, hicimos una actividad llamada “El telegrama negro”. Colocamos mesas, como unas mesas de votación, y todos los que iban pasando les tomábamos los datos, el número de cédula. Luego enviamos estos telegramas, unos miles, a los constituyentes, exigiendo nuestros derechos etnicoterritoriales. Con esta acción también quisimos mostrar que acá había presencia de comunidades rurales, comunidades negras, porque se decía que no había nadie en estos territorios. Visibilizamos nuestra presencia. Hicimos una toma en la catedral de Quibdó, nos tomamos la alcaldía, el INCORA (Instituto Colombiano de la Reforma Agraria), hicimos una visita en la embajada de Haití en Bogotá, que nos apoyó mucho.

Producto de todas estas acciones finalmente se consignó el Artículo Transitorio 55  en la Constitución Política de Colombia. Por primera vez se reconoció que este es un país, multiétnico y pluricultural. Era un artículo Transitorio, porque a partir de él se debía hacer una ley que reconociera y protegiera los derechos de las comunidades negras de Colombia. Dos años después, el 27 de agosto de 1993 el Presidente sanciona la Ley 70 en la ciudad de Quibdó; allí se reconoce el derecho de las comunidades negras a la titulación colectiva de los territorios que han habitado las zonas rurales y ribereñas en el Pacífico. A partir de esta ley, empezamos a organizarnos como consejos comunitarios, y en el año 1997 quedamos constituidos como COCOMACIA, Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina Integral del Atrato, con 695.245 hectáreas de territorio titulado.

JS: Ustedes, como organización, han realizado varias acciones para proteger el territorio.

WR: Sí, por ejemplo en la parte baja del medio Atrato empezó un bloqueo económico a partir de 1996 que se extendió hasta 2003 en todo el Atrato, por parte de todos los actores armados. Las comunidades estaban prácticamente confinadas, se les había acabado hasta la sal. COCOMACIA, apoyado por la Diócesis de Quibdó y otras instituciones, implementó una red de tiendas comunitarias en las comunidades afectadas. Y nosotros, contra viento y  marea, bajábamos a llevar el surtido a estas tiendas para que la comunidad pudiera proveerse de ahí. Fue un paso fundamental, porque las comunidades pudieron permanecer y resistir en su territorio.

La Fuerza Pública, por su parte, estableció un bloqueo económico, en el que no dejaban entrar más que 30.000 pesos mensuales para cada familia, sin importar lo numeroso que fueran las familias. COCOMACIA inició una seria de acciones y comunicados, y logramos desbloquear nuestros ríos[i].

En esta línea estaba también la actividad “Atratiando, por un buen trato en el río Atrato” en el año 2003, cuando el Atrato estaba taponado, en este tiempo ni bajaba ni subía vehículo fluvial. En dos barcos y botes y pangas logramos llegar hasta Turbo (Antioquia). Allí nuestra panga se quedó transportando la gente, y todo el mundo quería embarcarse en ella, porque se sentían seguros. Invitamos a las otras pangas, para que viajaran juntos con nosotros, cuando ellas ya escogieron el ritmo, nosotros dejamos de viajar, porque la idea no era competir, sino desbloquear el Atrato y lo logramos.

JS: ¿Cómo está la situación actual de las comunidades en el medio Atrato?

WR: Continúa el abandono estatal, continúan los asesinatos, continúa la presencia de los actores armados en nuestros territorios, otros se encuentran minados. Las comunidades de una u otra manera se desplazan, porque cuando tienen el territorio minado no pueden realizar sus actividades de economía de subsistencia, les toca desplazarse en algún momento. Nosotros hemos aprendido a resistir en medio del conflicto, y no es porque la situación estuviera bien para las comunidades.

JS: ¿Celebraron cuando ganaron el Premio?

WR: Sí, eso nos cayó con mucha alegría, mucha satisfacción porque consideramos que nuestro trabajo ha valido la pena. Para nosotros fue muy relevante que se conociera de primera mano en los medios nacionales. Pues, los medios Caracol y RCN no participaron, sabemos que son medios del capitalismo, pero los otros medios se encargaron en difundir esta primicia: “COCOMACIA es una organización que trabaja por la defensa de los Derechos Humanos” es para nosotros muy importante, porque sentimos que no hemos perdido el ánimo. Sentimos que nuestro trabajo ha valido la pena y eso nos anima para continuar trabajando y seguir defendiendo los Derechos Humanos, étnicos y territoriales del pueblo negro.

Por: JULIETTE SCHELEBUSCH (JS)

[i] Es importante anotar que en reuniones recientes (septiembre de 2015), los Emberá dovidá denunciaron  restricciones alimentarias por parte del ejército en los ríos que comunican con sus comunidades en el municipio de Bojayá. (N. del Editor).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.