Esta tarde -rodeado por 600 líderes campesinos de todo el país en el Centro de Memoria Histórica- el presidente Juan Manuel Santos instalará formalmente la mesa de negociación del Gobierno con la Cumbre Agraria, un ‘nuevo’ movimiento que reúne a buena parte de los sectores campesinos de las zonas más abandonadas del país y que jugará un papel clave si se firma un Acuerdo de Paz con las Farc.
Aunque la Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular nació en marzo pasado en Bogotá y el Gobierno negoció con ella durante el paro agrario que coincidió con las elecciones, hoy será oficialmente reconocida como un actor político que tiene un espacio formal para seguir negociando sus reivindicaciones con el Gobierno.
“Es un acto simbólico y político porque nos presenta ante la sociedad como interlocutores”, dice César Jerez, el vocero del movimiento de zonas de reserva campesina que también es uno de los líderes más visibles de la Cumbre.
“Este es el momento más importante de los movimientos agrarios en Colombia. Estamos construyendo un proceso de unidad que, si lo logramos consolidar, será definitivo no solo para movilizar a la gente en el campo sino para forjar cambios políticos y de modelo económico allí”, dice Eberto Díaz, que lidera el sindicato agrario Fensuagro y, a través de éste, milita en la Marcha Patriótica.