830 indígenas desplazados en Buenaventura se suman a los 140 mil en 15 años

Los indígenas pertenecientes a la etnia Wounaan, que huyen de los enfrentamientos armados, vienen llegando a Buenaventura desde marzo de 2014 y fueron conducidos, unos 430, al coliseo del barrio El Cristal, el resto permanece en casas de familia en distintos barrios de la ciudad.

Llama la atención de la Defensoría, la actitud indiferente de la Alcaldía, que prestó el coliseo para un evento masivo, aún con la presencia de los ciudadadanos indígenas en condición de desplazados dentro del mismo.

Como lo denuncia el senador Alexánder López en rueda de prensa que abrió el evento Marcando Territorio que se realiza del 10 al 12 de diciembre en Buenaventura, en 15 años se han presentado 140 mil personas desplazadas del municipio de Buenaventura. Como se anota, este municipio es expulsor, receptor y tiene, además, la modalidad de desplazamiento intraurbano.

Al mismo tiempo que se agudiza el conflicto armado, denuncia López, el puerto es pujante y amplia en dos millones de toneladas más, su capacidad de carga. Es un contrasentido, denuncian también algunas víctimas presentes en la rueda de prensa, que en Buenaventura se hagan megaproyectos sobre los barrios, y la gente tenga que sufrir noche y día sus consecuencias, como sucede en los barrios Inmaculada y Santafe con el puerto multimodal TCBUEN.

Sobre los desplazados del río San Juan, dijo el Defensor del Pueblo Jorga Armando Otálora Gómez: "ya son nueve casos de desplazamientos masivos registrados durante 2014 (con un total de 2.007 personas afectadas), generados particularmente por el acoso de que son objeto las comunidades afrodescendientes e indígenas que habitan las riberas del río San Juan en el sur del Chocó y noroccidente del Valle, lo cual les ha generado estar en permanente confinamiento”.

Por su parte, Adriel Ruiz, vicario de la parroquia del barrio Lleras y miembro de la Coordinación Regional del Pacífico, enfatizó que el tipo de violencia que hoy vive Buenaventura que cumple 15 años, no es un fenómeno histórico. Sí lo son las condiciones socio-económicas y de abandono estatal, pero la gente las resolvía mediante la minga y la soldaridad. Hoy, Buenaventura respira desconfianza y miedo.

Por último, el retorno de estas familias Wounaan es cada día más difícil por la actitud negligente de la Gerencia Social que administra la ciudad desde el mes de marzo de este año, figura creada por el Estado con el supuesto propósito de adaptar a la ciudad y al puerto con las exigencias del comercio interbnacional.

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