Los últimos acontecimientos mediáticos de guerra y paz en Colombia dejan al país marginal en empeorada situación. Los hechos de guerra de mayo no obedecen a una estrategia de largo aliento; su talante es de táctica maquiavélica que, por parte del Estado, pretende generar opinión y subir en las encuestas mediante el bombardeo indiscriminado y el asesinato, y por parte de la guerrilla, presionar un cese bilateral del fuego a unos funcionarios del Estado que ni siquiera deciden sobre lo que se compra en el mercado de sus casas. Es decir, y para no ser peyorativo, las fuerzas poderosas y económicas que mueven los hilos de los funcionarios son quienes deben dar la orden ya de no más asesinatos, ni bombardeos, ni desplazamientos y confinamientos contra la población civil y étnica.
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