Tanto la Defensoría del Pueblo denuncia, en cabeza de Jorge A. Otálora y el representante de Derechos Humanos de la ONU, Todd Howland, denuncian las graves violaciones en materia de salud que se están presentando en Riosucio, Chocó. Las cifras son alarmantes: Desde julio del 2013 por lo menos 19 niños y nilñas indígenas murieron por enfermedades prevenibles y curables.
Estas dos instituciones defensoras de Derechos Huamnos, en las tres últimas visitas hechas en terreno, encontraron niños con problemas en la piel, infecciones intestinales, diarrea y desnutrición severa. Asimismo, enfermedades respiratorias y desnutrición. "Lamentablemente hay muchas barreras para acceder a este derecho fundamental de la salud", dice el informe.
Lo que rebosó la copa es el reporte del fallecimiento de cuatro niños por vómito y diarrea en uno de los resguardos indígenas de Risosucio entre diciembre y enero del 2015, y la muerte de una reciennacida ayer martes 3 de marzo.
Riosucio es una población con más de 11 mil habitantes, receptora de población desplazada que no tiene agua potable. Las necesidades se hacen en el río Atrato, desde el lavado de ropa y utensilios de cocina, hasta el baño y la defecación. Además de ello, la contaminación del río con mercurio y cianuro por la explotación extensiva de oro que se realiza en el medio y alto Atrato, conlleva problemas graves de salud para esta población.
Las instituciones de salud estatales en el municipio están en crisis, los médicos no están permanentemente y las remisiones, según sea la EPS, se hacen para Quibdó o Apartadó, sitios distantes y de difícil acceso.
Las organizaciones afroriosuceñas e indígenas intentan construir la Mesa de Salud de Riosucio, tratando de exigir al gobierno el cumplimiento der sus obligaciones.