Hoy, lunes 10 de diciembre, se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos. Hace 66 años, en 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, fecha en la cual se conmemoran las libertades fundamentales, y se honra a todos los que promueven y protegen estos derechos.
Desde ese día, se produjo un documento de 30 artículos que recoge los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales básicos de la persona humana, con el fin de que no se repitieran los crímenes contra la humanidad, cometidos por el fascismo de ese entonces.
Actualmente, las violaciones a los derechos fundamentales y los crímenes en contra de los Pueblos Indígenas no cesan, a pesar de las legislaciones nacionales e internacionales que defienden los derechos de los indígenas, tratados y protocolos que amparan sus derechos universales: derecho a la libertad, la igualdad y la dignidad.
El panorama actual de los Pueblos Indígenas no es el mejor. Vemos que desde hace 40 años las cifras en términos de vulneraciones es impactante: en diferentes tipologías concernientes a vulneraciones a los DDHH e infracciones al DIH tenemos más de 88.723 víctimas por distintos hechos, lo que indica que el genocidio sigue en curso y que los Pueblos Indígenas, con una población entre 100 y 200 miembros, no soportará un decenio más de conflicto armado[1].
Al día de hoy, los Pueblos Indígenas ven necesaria una reivindicación por encima de la política y la Ley, la reconstrucción de una vida colectiva que involucre al individuo y los temas universales, en la defensa del ser humano en la realidad más individual y única, pues la falta de voluntad política y leyes traducidas en decretos y artículos que propenden por la vida de nuestros pueblos, como por ejemplo el Decreto Ley 4633 (Decreto-Ley de Víctimas y Restitución de Derechos Territoriales para Pueblos Indígenas), que cumplió tres años de creación, actualmente no es aplicado, y mucho menos socializado por el Estado colombiano.
Insistimos en la importancia del respeto a la diversidad cultural y la diferencia como un derecho fundamental, pues desde aquí encontramos un espacio de trasformación y una propuesta real que aporta a la construcción de un país sin conflicto armado y en Paz.
Ante el abandono, donde un sin número de niños y niñas indígenas mueren de hambre por omisión del Estado diariamente, ante el despojo territorial y el desplazamiento forzado causado por los violentos, la ocupación y explotación minero energética de nuestros territorios sagrados, el inminente exterminio físico y cultural de los Pueblos Indígenas, ante las amenazas constantes, desapariciones, masacres y homicidios, manifestamos nuestra más profunda indignación y hacemos un llamado a todas las personas dignas de existir, que no hay nada que celebrar, y que por el contrario, en esta fecha simbólica subrayamos la precaria protección de Derechos Humanos que realiza el Estado colombiano.
Por lo tanto, afirmamos nuestra resistencia, el derecho a la vida, reivindicamos nuestra labor en defensa de la misma y la protección a nuestros territorios ancestrales.
[1] Sistema de Información Consejería de los Derechos de los Pueblos indígenas, DDHH, DIH y Paz. 2014. ONIC.
CONSEJERÍA DE DERECHOS HUMANOS, DIH Y PAZ – ONIC