DESPLAZAMIENTO INDÍGENA
La educación, la salud y el saneamiento básico serán los principales detonantes de la bomba de tiempo que es Quibdó, a pesar de que el gobierno nacional destina anualmente 50.000 millones de pesos para esos sectores. Una de las situaciones más dramáticas en estos campos la viven los miles de indígenas desplazados que llegaron a la ciudad hace meses o hace años, y que no han recibido ninguna atención del Estado.
SIN TERRITORIO
Aunque cerca del 80 % de la población quibdoseña es afro, los indígenas han sido los más afectados por el desplazamiento. “Ellos no pueden salir a cazar y toda su manera de vivir está cambiando mientras que los pueblos afros tenían una vida de colectivos basada en la agricultura”, explica Todd Howland, delegado de la ONU en Colombia.
Cerca de 4.000 indígenas se desplazaron dentro de Chocó en los primeros seis meses de 2014, según la ONU.
En los 10 asentamientos de indígenas desplazados que hay en las zonas periféricas de Quibdó, se quejan por las condiciones infrahumanas en las que viven. Semana.com visitó el Kilómetro 7 (donde están 130 personas desde hace casi siete años) y la comunidad Urada (126 desplazados desde hace más de un año). La única agua que tienen es la de lluvia y el día que no llueve, no tienen cómo cocinar. Hacen sus necesidades físicas en un río seco, ubicado a escasos metros de los ranchos.
“Si desayunamos, no almorzamos y si almorzamos no comemos”, mujer emberá desplazada.
Mientras los indígenas mueren de paludismo, anemia, diarrea, desnutrición y otras enfermedades, se quejan de la ausencia estatal. “De 114.000 habitantes, 40.000 son víctimas, incluyendo los desplazados, y no hay posibilidad de ayudarlos en vivienda ni en el mejoramiento de su ingreso”, dice la alcaldesa de Quibdó, Zulia Mena.
Sólo el 30 % de la población total de la ciudad tiene acueducto.
Cerca de 35.000 habitantes de Quibdó (una tercera parte) son desplazados.