Colombia vive este 20 de Julio el Día de la Independencia. Bueno… no toda Colombia. En el olvidado departamento del Chocó han decidido no izar la bandera nacional y convertir la jornada en una protesta pacífica para exigir a Bogotá que mire hacia esos territorios étnicos invisibilizados y abandonados. Conoce las 10 razones de esta protesta por la dignidad.
"En el Chocó mueren más personas por falta de atención de salud que por el desarrollo de las acciones bélicas"
Por Pilar Chato Carral
“El Chocó no existe para el gobierno nacional”. Esa es la sensación de sus líderes y lideresas, de parte de sus instituciones públicas y de sus habitantes. Esa es la razón detrás de la marcha pacífica del 20 de julio (Día de la Independencia de Colombia) y del paro cívico que vendrá detrás. No es el primero. No será el último. Las protestas ciudadanas traducidas en paros han sido la estrategia reivindicatoria más importante para los habitantes de departamento del Chocó durante muchos periodos, un camino para lograr derechos que el Gobierno de Bogotá promete y no cumple o concede a cuenta gotas. Por eso en la mente de quienes marcharán esta semana están los incumplimientos reiterados de los acuerdos de anteriores paros, 1987, 1994, 2000 y 2009, que ahondaron las carencias en educación, sanidad, empleo o infraestructuras que tiene el Chocó.
Quienes convocan la marcha y el paro ha elaborado un pliego de peticiones al Gobierno de la nación que van desde la educación y la salud, a las infraestructuras de comunicación –prometidas y estancadas-, los límites territoriales del Chocó o cuestiones tan básicas como el acceso a la electricidad, el gas o el alcantarillado. Diez grandes capítulos que sirven para explicar en diez claves la realidad de un abandono histórico.
El departamento del Chocó es el más desigual de Colombia, con el peor índice de pobreza monetaria (62,8%) y con graves problemas de acceso a la salud o a la educación. El informe de la Defensoría del Pueblo del año 2014 evidencia graves problemas de desnutrición infantil, salubridad pública, inasistencia en salud, precariedad en la cobertura y calidad educativa y afectaciones al ecosistema. Destaca la vulnerabilidad en que se encuentran los niños y niñas, los adolescentes, las mujeres y los adultos mayores, al igual que las comunidades indígenas y afrocolombianas, así como la población carcelaria, y reconoce que “el Chocó sigue siendo uno de los lugares del país donde el goce efectivo de los derechos humanos de la población es más limitado”.
El Chocó también ostenta en triste record de ser el departamento de Colombia con el mayor índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), un 79,19% de la población afectada en el departamento y un 81,94% en Quibdó. La media nacional de NBI es del 27,78%. Es decir, 352.257 residentes del departamento podrían considerarse pobres, de ellos, el 52% habitan en las zonas urbanas y 48% en las zonas rurales (Proyecciones suministradas por el DANE-2012).
El defensor del Pueblo departamental, el afrochocoano Luis Enrique Abadía García, asegura en el libro La Guerra no es un relámpago (Paco Gómez Nadal; Icono, 2016) : “En el Chocó el problema ha sido el abandono, las escasas oportunidades para la población chocoana, la imposición de modelos… el ‘Basta ya’ ya no es sólo para los grupos armados, sino ante el estado indolente y contra una élite que nos ha visto como ciudadanos de quinta categoría”.
LAS DIEZ RECLAMACIONES, LAS DIEZ CLAVES
1// Salud
Los problemas de salud tienen que ver tanto con la falta de infraestructuras como con la falta de planes de promoción y prevención y la inexistencia de un modelo de salud adaptado a los pueblos indígenas. La infraestructura hospitalaria es muy pobre y la falta de agua potable afecta a la prestación de servicios. Según informes de 2015, en Quibdó hay apenas 209 camas hospitalarias disponibles, la mitad de estas en el Hospital San Francisco de Asís, hay 98 IPS (Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud), siete instituciones con urgencias y seis con hospitalización.
En todo el Chocó, únicamente hay un hospital de segundo nivel (apenas con algunos especialistas y laboratorio) para 500.000 habitantes, el San Francisco de Asís, ubicado en Quibdó, la capital con unos de 115.000 habitantes. Pero éste, tras nueve años intervenido, acaba de ser liquidado. La Corte Constitucional ha pedido en varias ocasiones al Gobierno Nacional que tome medidas urgentes para rescatar este hospital pero hasta ahora la respuesta no es satisfactoria. No hay ambulancias medicalizadas y en Itsmina (con 25.000 habitantes) se carece de centro hospitalario pese a ser la segunda ciudad del departamento y que por su ubicación recibe pacientes ocho municipios del San Juan.
“Podemos decir que en el Chocó mueren más personas por falta de atención de salud que por el desarrollo de las acciones bélicas”, aseguraba en una entrevista Richard Moreno, miembro del Foro Interétnico Solidaridad Chocó. Datos como ejemplo. Según el informe de la Defensoría del Pueblo, la mortalidad infantil de este departamento es elevada en comparación con los promedios del resto del país, ya que en la región este índice es de 76 niños y niñas por cada mil nacidos, mientras que el promedio general es de 19,9 por 1000, lo que significa que de cada 100 niños y niñas que nacen, 7,6 pueden morir en la primera infancia en el Chocó. De acuerdo con el Departamento Administrativo de Salud y Seguridad Social del Chocó, del total de la población del departamento, el 12% se encuentra en el régimen contributivo (es decir, cotizan), el 58% en el régimen subsidiado (el que financia íntegramente el Estado) y el 30% restante se consideran como población pobre no asegurada.
Por ello el pliego de reivindicaciones reclama inversiones y medidas que garanticen el derecho fundamental a la salud y recuerda las medidas ordenadas por la Corte Constitucional mediante Auto 413/2015 y el 056/2016. El pliego pide, entre otras cuestiones, que no se liquide la ESE del Hospital San Francisco de Asís y exige su saneamiento fiscal; el saneamiento fiscal del sector de la salud del Chocó y el pago de pasivos a la red pública y privada. Reclama la construcción y dotación de la Red Primaria de Atención en Salud en condiciones óptimas de habilitación; la creación y financiación del Hospital Infantil Departamental del Chocó; construcción de Hospitales de Segundo Nivel en las subregiones del Darién, del Pacífico y del San Juan, y un centro de Tercer Nivel (un hospital completo) en Quibdó.
Exigen la dotación de ambulancias terrestres, fluviales, marítimas y aéreas medicalizadas y fortalecer la Red Pública de Urgencias; Inversión en Programas de Salud Mental para población indígena y afrocolombianos y la creación y financiación de la Facultad de Medicina de la Universidad Tecnológica del Chocó y el Instituto de Medicina Tropical, con su correspondiente Hospital Universitario.
2// Vías inconclusas
El aislamiento físico del Chocó es una deuda histórica del departamento. “Históricamente el departamento del Chocó no ha sido vinculado a las dinámicas económicas del país, y esto se debe en gran medida a la falta de vías que permitan integrar el departamento al resto del país y al mundo”, explica Eddi Xavier Bermudez Marcelin. Las vías que comunican al departamento con Antioquia y Risaralda están constantemente en mantenimiento o son cerradas, lo que hace que los costos de transporte se incrementen y en consecuencia los productos que se consumen en el departamento y que, en su gran mayoría son traídos de interior, sean muy costosos, “dando como resultado que en una de las zonas más pobres del país se vendan los productos más caros” . De hecho, la carretera Quibdó Medellín lleva casi dos meses cerrada tras un derrumbe que costó la vida a 11 personas y esta situación mantiene prácticamente aislada la capital del departamanto y totalmente colapsado el precario aeropuerto.
Por carretera se tardan entre 6 y 7 horas en recorrer los 231 kilómetros que separan a Quibdó de Medellín; seis horas y media para los 248 kilómetros a Pereira. En el paro cívico de 2009 la vía Quibdó-Medellín ya era una de las principales reivindicaciones. En el de 1987 eran las comunicaciones con el centro y el suroeste del país y los puentes de Yuto, Condoto, y sobre el río Iró; en la protesta del 2000 se reclamaba todo lo incumplido trece años antes. En 2004 la gran reivindicación fue la salida al mar con la carretera Ánimas-Nuquí (126 kilómetros que cruzan cinco municipios del Chocó), que tras varias leyes y retrasos había quedado suspendida en 1992. Doce años después apenas hay construidos algunos tramos (unos 67 km) y en muy mal estado.
A los condicionantes económicos –comercio, turismo, industria- que implican estas deficientes comunicaciones se suma el hecho de que la dispersión de la población chocoana unida a la deficiente red de comunicaciones “se convierte en un serio limitante a la hora de implementar políticas sociales”, destaca la Defensoría del Pueblo.
El pliego de reivindicaciones del próximo día 20 vuelve a recoger la necesaria conclusión y mejora de las vías Quibdó – Medellín; Quibdó-Pereira y Quibdó-Cartago y Ánimas- Nuquí, así como vías terciarias departamentales. Exige inversiones para recuperar la navegabilidad de ríos y esteros y el destaponamiento de los ríos Atráto, San Juan y Baudó. Se reclaman puertos y muelles en Quibdó, en Bebedó y en puerto Melúk, e iniciar el proceso de estudios para la construcción del Canal Interoceánico Atráto-Truandó (Ley 53/64 y 53/84).
El aeropuerto de Quibdó sufre problemas de saturación y de operatividad debido a las condiciones climatológicas. El pliego reclama la construcción y ampliación de pistas de aterrizaje y los Terminales de Pasajeros y Carga en Juradó; Bahía Solano, Nuquí, Pizarro, Condoto, Acandí, Capurganá, Riosucio y Docordó.
3// La soberanía territorial
José E. Mosquera afirma, en su relato sobre las disputas entre Valle, Antioquia y Caldas por el territorio chocoano, que “el Chocó históricamente no ha tenido buenos vecinos, sino enemigos agazapados que lo han querido desaparecer…”. Paco Gómez Nadal narra en La Guerra no es un relámpago como entre 1905 y 1947, fecha en la que por fin se estableció el Chocó como departamento de Colombia, el territorio chocoano menguó en 27.470 kilómetros cuadrados. En 1954 la población chocoana debió aglutinarse en un paro cívico para evitar el desmembramiento del departamento que pretendía el dictador militar Gustavo Rojas Pinilla. “Todas estas tensiones territoriales explican, por ejemplo, las rarezas de la división política que hace que Bellavista y Vigía del Fuerte, dos poblaciones casi enfrentadas en las dos riberas del río Atrato, pertenezcan a departamentos diferentes (la primera, al Chocó y la segunda, a Antioquia)”.
Belén de Bajirá, en disputa con Antioquia a pesar de que el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) haya dado la razón a los chocoanos, centra las reclamaciones del nuevo paro cívico y la marcha del día 20. Los chocoanos exigen una política real del Gobierno sobre la recuperación de Belén de Bajirá. Éste es el municipio más rico del departamento del Chocó con petróleo, oro, níquel, gas natural, rico en agua y especies maderables. Belén de Bajirá está hoy, casi toda, en manos de extranjeros, pero la ley 70 permite al Chocó quitarle esa tierra a los extranjeros.
El pliego reclama al Estado que garantice el ejercicio de Soberanía Territorial y Gobernabilidad del Departamento del Chocó en Belén de Bajirá, de conformidad con los limites descritos en la ley 13 de 1947 y con base en la delimitación trazada en el informe técnico del IGAC del 11 de febrero de 2016. Y el restablecimiento de Derechos del otrora Municipio de Belén de Bajirá y de sus habitantes.
4// Educación y desarrollo de los grupos étnicos y mestizos
Los chocoanos vuelven a reclamar inversiones para la educación y cultura, como base del desarrollo humano de los grupos étnicos y mestizos habitantes del departamento.
La tasa de analfabetismo en Chocó es dos y medio veces mayor a la tasa nacional y alcanza el 20,9%. Adicionalmente, la asistencia escolar se queda en el 58%. Sólo el 37,3% de la población residente en el Chocó ha alcanzado el nivel básica primaria; el 25,8% ha alcanzado secundaria y el 7,3% el nivel superior y postgrado. La población residente sin ningún nivel educativo suma el 20,8%. Son datos del informe Crisis humanitaria en el Chocó de la Defensoría del Pueblo, donde se resalta que los indicadores de calidad de la educación son igualmente deficientes. De acuerdo con J. Bonet (¿Por qué es pobre el Chocó? 2007), el 97% de los colegios del departamento tuvieron desempeños de nivel bajo en las pruebas del ICFES de 2003. En todas las áreas, el Chocó obtuvo resultados por debajo de los promedios nacionales y, cuando se compara con los resultados del 2002, se encuentra que las diferencias se amplían significativamente en física, química y lenguaje. Adicionalmente, las Pruebas Saber para el grado noveno en lenguaje y matemáticas muestran que los estudiantes chocoanos estaban por debajo del promedio nacional, ubicándose en el penúltimo lugar en lenguaje y en el último en matemáticas.
Por ello este paro cívico reclama la construcción, dotación y mejoramiento de la Infraestructura Educativa en todo el Departamento; el saneamiento fiscal del Sector Educativo y la financiación para llevar la Universidad Tecnológica a todas las Subregiones del Chocó y su refinanciación. A ello se suma un Plan Departamental de Cultura incluida la financiación de la Infraestructura Cultural que se defina en el mismo; la recuperación del Teatro Cesar Conto; una biblioteca Departamental y una Escuela de Artes.
5// Servicios públicos
El pliego de reclamaciones al Estado refleja la baja cobertura de servicios públicos en el Chocó. En los paros cívicos del Chocó desde los años ochenta, el alcantarillado, la interconexión eléctrica o el simple teléfono siempre han estado presente. Hay que tener en cuenta que en esa década de los 150.000 habitantes del departamento solo 500 tenían teléfono y no había ninguno público. Ahora, el informe del DANE de 2010 indica que solo el 65% de las viviendas cuentan con energía eléctrica y el 19,1% con teléfono. En el tercer trimestre de 2014 había 16.840 líneas telefónicas para una población de medio millón de habitantes.
Servicios como acueducto y alcantarillado, tienen una incidencia directa sobre las condiciones de salud de la población. De hecho buena parte de los problemas en los hospitales y centros de salud es también la falta de agua potable. Luis Felipe Henao, ministro de Vivienda, anunció a finales del año 2015 que estaba pronto a finalizarse el proyecto para el acueducto de Quibdó que lograría que en esta ciudad la cobertura del agua potable pasara del 25% al 95%. Si bien ese 95% no se alcanzaría hasta el 2021. Para esa fecha, Quibdó también habría alcanzado la ‘increíble’ cobertura del 20% en el servicio de alcantarillado. El estudio ‘La infancia, el agua y el saneamiento básico en los planes de desarrollo’ realizada en 2006 por Unicef y la Procuraduría aseguraba que la cobertura de acueducto de Chocó (38%) era comparable con la de Angola (África), con porcentajes inferiores a Ruanda o Kenya. Bogotá se sitúa en niveles de Suiza y Reino Unido. Según el informe del Servicio de Aguas Nacionales EPM de 2013, en Quibdó hay una cobertura de acueductos del 29,9% y del 12,9% de alcantarillado.
Los chocoanos, como en los paros de 1987, de 2000 y de 2009, vuelven a pedir servicios públicos domiciliarios para las cabeceras municipales y los principales asentamientos humanos del departamento. Servicios que pasan por la construcción de centrales eléctricas; interconectar los 11 municipios que se encuentran por fuera del sistema nacional; masificar el servicio de gas y revisar las tarifas. Reclaman planes de agua y alcantarillado para todos los municipios y un Sistema de Acueducto por Gravedad para Quibdó; una gestión integral de los residuos sólidos y un Sistema de Servicio de Transporte Colectivo Público para Quibdó, además de la formalización del sistema de Transporte Fluvial en el Departamento.
6// El desempleo
Desde hace cinco años el Chocó aparece como el departamento con el mayor índice de desempleo a nivel nacional. Aunque el DANE fija la tasa de desempleo en el Chocó entre un 14 y 15%, lo cierto es que las tasas de informalidad se disparan. Andrés Gómez, economista de la Universidad Nacional, sostiene que Quibdó cuenta con una de las mayores tasas de informalidad pues más del 84 por ciento de sus habitantes se emplea de manera indirecta y en condiciones laborales que no son óptimas, un dato ligado claramente a la pobreza y a la precariedad. Un informe de la Universidad Tecnológica del Chocó insiste en que el mercado laboral del departamento se encuentra altamente permeado por la informalidad, en especial las actividades agropecuarias y la minería.
La defensoría del Pueblo resalta que hay un claro nexo entre economía, educación y migración, ya que dada la situación de pobreza generalizada, las generaciones jóvenes deben desplazarse para encontrar trabajo y quienes migran suelen ser las personas mejor capacitadas en términos de escolaridad.
La pobreza monetaria aumenta en el Chocó, mientras cae en el resto del país. La severidad de la pobreza (DANE 2013) pasó de del 19% al 25% entre 2011 y 2012, mientras que en Colombia, pasó 7.3% al 7%. En el Chocó la pobreza en 2014 (DANE) era del 65,9%, 2,8 puntos porcentuales más que el año anterior. La pobreza extrema aumentó en ese mismo periodo 3,5 puntos porcentuales (del 35,6 al 39,1%). Mientras los ingresos per cápita crecían en Colombia, en el Chocó bajaban en 2014.
El pliego de reclamaciones del paro cívico convocado para los próximos días reclama el fomento y la consolidación de programas estatales y privados para el empleo y la productividad departamental con enfoque diferencial étnico. Reclama un modelo productivo, respetuoso con los recurso naturales, basado en las “potencialidades y vocaciones económicas subregionales”, como son:
Piscicultura, Maricultura y Pesca Semindustrial
Consolidación del Sector Agropecuario
Minería Limpia, Legal y Socialmente Responsable.
Cambio Climático y Servicios Ambientales
Turismo
Emprendimiento y Empleabilidad con Enfoque Diferencial Étnico.
7// Desarrollo Territorial
Los chocoanos reclaman un régimen económico especial fronterizo de conformidad a lo establecido en la ley 191 de 1995 y el documento Conpes 3805/2014. Exigen una independencia administrativa respecto a los departamentos vecinos, que tienen algunas entidades nacionales con asiento local, y terminar con las intervenciones Sectoriales de Salud y Educación y Agua potable en el Chocó.
8// Comunicación masiva y conectividad
El ranking de penetración de internet en el Chocó es del 2,55%, según datos del Ministerio de Tecnología e Información (2014). Es el octavo departamento de Colombia con menos penetración, sólo por encima de los amazónicos y menos poblados del país. En Quibdó la penetración era del 10,3%; en Itsmina del 3,69% y Condoto (el tercero con mayor penetración) del 0,06%.
En las reclamaciones de los chocoanos se encuentra, pues, la mejora de las infraestructuras para la conectividad y el apoyo a la formalización de medios de comunicación existentes, la creación de canales de radio y televisión “para el acceso a la comunicación masiva permanente y participativa”
9// Instalaciones deportivas, pendientes desde 2015
El pliego de reivindicaciones reclama la culminación en 2016 de toda la infraestructura deportiva prevista para los Juegos Nacionales de 2015. El retraso en muchas de las obras programadas obligó a derivar parte de las pruebas a otros departamentos. La Contraloría General percibió un presunto daño fiscal de 9.942 millones de pesos.
Por ello, no solo reclaman la culminación de las infraestructuras sino la financiación del programa integral de cultura deportiva con infraestructura en todas las subregiones del departamento.
10// Agendas étnicas y derechos humanos
El departamento del Chocó está habitado por unas 500.076 personas (proyección DANE para 2015) y la inmensa mayoría es población étnica. Los indígenas representan un 9,2%% de la población que está distribuida en 120 resguardos pertenecientes a los pueblos Emberá, Wounaan, y Tule. La gran mayoría de los habitantes del departamento, el 88%, es afrodescendiente: 369.558 personas que están ubicadas en las partes bajas de los ríos, principalmente en los afluentes del Atrato, San Juan y Baudó. La población mestiza supone el 3% del total.
Otro rasgo diferencial del Chocó es que al menos el 94,6% de la tierra es de propiedad colectiva, correspondiente a resguardos indígenas o a Títulos de Comunidades Negras (TCN), y un 1% es tierra del Estado. El otro 5,4% es el que corresponde a propiedad privada de mestizos o a tierras que están en el mercado.
El Gobierno reconoce, a 1 de julio de 2016, 390.000 víctimas del conflicto armado en el Chocó, lo que representa el 67,7% del total de la población del departamento. De éstas, 238.000 han sido desplazadas y se reconocen cerca de 7.800 homicidios o 1.400 desapariciones forzadas, entre otras violaciones a los derechos humanos.
El paro cívico que prepara el Chocó reclama una flexibilización de las políticas públicas para la ejecución de las agendas étnicas sectoriales de paz, fronteras, victimas, derechos humanos, género, mujer, discapacidad, infancia, juventud, adultos, diversidad sexual, seguridad, educación, salud, deporte , vivienda y agua potable.
Esto pasa, entre otros puntos, por la liberación inmediata de secuestrados; cumplir las recomendaciones de la Comisión Intersectorial para el avance de la población Negra, Afrocolombiana, Palenquera y Raizal, pendiente desde el año 2009; audiencia Pública para la protección de los defensores de los derechos humanos, y apoyo al Fortalecimiento de los procesos de innovación y consolidación de la Cultura Ciudadana en el marco de la paz.
UNA PELEA DE DÉCADAS
“Para los habitantes del departamento del Chocó, la lucha por la obtención de condiciones mínimas de calidad de vida siempre se ha relacionado con la indiferencia y ausencia del Estado colombiano. Por esa razón, el abandono del Estado se convirtió en el marco central de la acción colectiva de los movimientos sociales en el departamento del Chocó”, explica Eddie Xavier Bermudez Marcelin en su libro sobre las protestas ciudadanas en el Chocó de 1967 a 2004.
En el año 1954 el conflicto se centraba en los límites del Chocó y en el 67 se introdujeron reclamaciones relacionadas con la falta de agua y luz –ese paro terminó en una represión militar con tres civiles muertos-. Cuarenta años después, en 1987, se produjo la gran protesta, conocida como la ‘Rebelión chocoana’. Cuatro días de paro cívico que contaron con el respaldo de todos los estamentos chocoanos: el sector comercial, el magisterio, los gremios campesinos, movimientos estudiantiles, la organización indígena Embera Wounaan. La manifestación contó la bendición del Vicariato, la Gobernación departamental y el Concejo Municipal y los cuatro días de protesta derivaron en represión militar y toque de queda. A las reclamaciones de agua y luz de cuarenta años antes se sumaban ya demandas que siguen pendientes: sanidad, educación, infraestructuras de comunicación, redes telefónicas, alcantarillado, basuras… La acción pacífica se tornó violenta y el Gobierno tuvo que claudicar, mandar una comisión negociadora y firmar unos acuerdos cuyos incumplimientos se reclamaron en los paros cívicos posteriores (2000 y 2004) y están aún en las razones de la marcha de este 20 de julio.
Fuente: http://otramerica.com/temas/las-10-razones-choco-siente-parte-colombia/3404