Nominación al Premio Nobel de Paz para el Gobierno colombiano, las FARC-EP, y cinco víctimas.

Luz Marina Bernal, Leyner Palacios, Constanza Turbay, Jineth Bedoya y José Antequera, queremos compartir con la opinión pública nacional e internacional el honor y la responsabilidad que nos representa la noticia de nuestra nominación al Premio Nobel de Paz. Hemos sido nominados conjuntamente con el Señor Presidente Juan Manuel Santos, y el Comandante en Jefe de las FARC-EP, Rodrigo Londoño Echeverry. 

Recibimos la noticia de la nominación a través del joven colombiano Diego Marín, integrante del Foro por Colombia en Noruega, proceso que impulsa desde allí el acompañamiento y participación de los colombianos que viven en el exterior en el proceso de paz. La nominación ha sido realizada por el parlamentario Heikki Eidsvoll Holmås, quien promoviera el reconocimiento al Cuarteto para el Diálogo Nacional en Túnez el año anterior. 

Para nosotras y nosotros, esta nominación significa un reconocimiento a una larga lucha histórica por la paz en Colombia. En primer lugar, a las millones de víctimas-sobrevivientes que hemos asumido el dolor y el sufrimiento como un motor de movilización por los derechos a la verdad, la justicia, la reparación, y la no repetición. La realización de los mismos, incompatible con la continuidad del conflicto, ha implicado que hoy en el país se rechace la pretensión del olvido y del silencio, fundamentando la urgencia del proceso de paz y la obligación moral y humana de concretar el fin del conflicto armado interno. 

También se trata de un reconocimiento a las comunidades, sectores, movimientos y organizaciones que nunca han perdido la esperanza de una Colombia en paz desde la resistencia, y que desafortunadamente también han sido violentados por ese esfuerzo ininterrumpido. 

Esta nominación al Nobel de Paz para cinco víctimas-sobrevivientes participantes en los diálogos ilumina, además, la labor de las 60 que compusimos las 5 delegaciones. Nosotras y nosotros, al igual que nuestros compañeros, fuimos a la Habana con el acumulado de nuestro liderazgo por los derechos de las víctimas y por una Colombia en paz. Contrario a lo que muchos esperaban y en un ambiente en el que se intentaba manipular nuestra posición, no asistimos a la Habana sólo a narrar los agravios en nuestra contra. Reconociéndonos entre nosotras y nosotros, valorando lo que habíamos vivido todas y todos, hicimos una causa común por una planteamiento trascendente. Así, les hablamos a ambas partes.  Pusimos la verdad y la no repetición en el centro del modelo que debía surgir de los acuerdos. Le expresamos al país y al mundo, a pesar de muchas reacciones de odio y amenaza que recibimos posteriormente, nuestra sincera visión sobre la seriedad del proceso y del acto al que asistimos. Y nos comprometimos con elevar la voz de todas las víctimas.

Nuestra trayectoria habla de nuestros esfuerzos, pero sobre todo, de quienes le dan sentido a nuestro trabajo: las víctimas-sobrevivientes, nuestros familiares y quienes nos acompañan. Por eso nuestra esperanza es que esta nominación sirva para alcanzar el premio que se merece Colombia que es la paz cimentada en la verdad y en el respeto de los acuerdos; la paz con participación y garantías.

Firman: 
Luz Marina Bernal 
Leyner Palacios 
Jineth Bedoya 
Constanza Turbay 
José Antequera

Perfiles de las víctimas-sobrevivientes nominados al Premio Nobel de Paz:

Luz Marina, cuyo hijo Fair Leonardo Porras fue asesinado extrajudicialmente luego de su desaparición el 8 de enero de 2008, asistió a la Habana para que miles de familias de jóvenes ejecutados por la Fuerza Pública y presentados como falsos positivos tuvieran voz y rostro. Su insistencia y persistencia hasta el hallazgo del cuerpo de su hijo y la lucha por la justicia hasta alcanzar el precedente judicial que reconoció el asesinato como parte de un crimen de lesa humanidad, es una esperanzador ejemplo para todos los que buscan el derecho a la verdad  y a la justicia para que estos hechos no se vuelvan a repetir. Ya se han documentado 6.863 casos de falsos positivos.  

 

Leyner Palacios Asprilla, sobreviviente de los trágicos hechos ocurridos en Bojayá, Chocó, cuando un cilindro bomba impactó la iglesia donde se encontraba con sus familiares, dejando muertas a 79 personas -30 de sus familiares y amigos – asistió a la Habana como un líder de su comunidad, integrante del Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá. Luego de ello, promovió los actos de Reconocimiento de responsabilidades y petición de perdón público de las FARC-EP, primero en la Habana, y luego en el territorio de Bojayá,(en las ruinas del Viejo Pueblo) actos que marcaron hitos fundamentales en el camino de la reconciliación y la construcción de paz territorial en Colombia. 

 

Jineth Bedoya, periodista, sobreviviente secuestro, tortura y violación por paramilitares, participó en los Diálogos luego de convertirse en un ejemplo para las mujeres víctimas de violencia sexual, luego de romper su silencio y alcanzar el reconocimiento del crimen de Lesa humanidad del que fue víctima; firme en su labor periodística, ha liderado campañas como “No es hora de callar”, y el acompañamiento a otras mujeres. 

 

 

Constanza Turbay Cote, única sobreviviente, del genocidio de su familia ligado al de   decenas de líderes que los acompañaron políticamente y al exterminio de mas de 57 personas  que podían contribuir al esclarecimiento de la masacre.  Padeció el secuestro  tanto de su hermano Rodrigo, muerto en cautiverio a manos de las FARC, como el asesinato de su madre Inés,  su otro hermano Diego Presidente de la Comisión de Paz de la Cámara de Representantes, y sus 5 acompañantes, también perpetrado por las FARC. Perdonando de corazón a sus victimarios y aceptando de la misma forma la solicitud de perdón del comandante de las FARC – EP Iván Marquez,  encontró la mejor herramienta para la reconciliación del país. Sometida al exilio, lidera con su testimonio  la reconciliación a través del perdón y se encuentra desarrollando un proyecto de formación para la paz. 

José Antequera Guzmán, encargado de la primera intervención de las víctimas en la Habana, es hijo José Antequera Antequera, dirigente de la Unión Patriótica asesinado cuando Antequera Guzmán tenía sólo 5 años en el marco del genocidio que significó el asesinato de cerca de 3000 militantes más de ese partido, y la vulneración de los derechos humanos de más de 5000. Se ha convertido en un líder por los derechos de las víctimas y la paz, como fundador de las organizaciones de Hijos e Hijas que reúnen a jóvenes en su misma condición, del MOVICE, de la causa por el reconocimiento del genocidio contra la UP, y de proyectos como el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá. 

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