“Queremos que nos reparen el daño del alma”, líder de víctimas de Bojayá

Léyner Palacios Asprilla estaba dentro de la casa de las hermanas Agustinas misioneras con su familia cuando estalló uno de los cilindros bomba que ‘llovió’ en el enfrentamiento entre paramilitares y guerrilla y que mató a 110 personas en Bojayá, Chocó.

Por eso en 2014 hizo parte de la primera delegación de víctimas que viajó a La Habana, Cuba, para dar su testimonio en el marco de las conversaciones de paz que el Gobierno nacional adelantó con las Farc.

Léyner, ahora abogado  de la  Universidad Tecnológica del Chocó,  está nominado al premio Nobel de Paz 2016 junto con otras dos víctimas; el presidente Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño, alias Timochenko, jefe máximo de las Farc.

Con otros líderes trabaja en la construcción de la memoria histórica, la recuperación cultural, y colectiva y la reconstrucción del tejido social de su comunidad.

El   líder del Comité de Víctimas por los Derechos de Bojayá fue el invitado principal al foro sobre los aportes de la población afrocolombiana en el proceso de paz, organizado por el Centro de Estudios Afrodiaspóricos, CEAF, de la Universidad Icesi, y sacó unos minutos para hablar con El País.

¿Cómo se consolidó el Comité por los derechos de las Víctimas de Bojayá? ¿Quiénes lo conforman y qué trabajo hacen?

Este comité se encuentra integrado por representantes de las distintas organizaciones que hacen presencia en Bojayá: Cocomacia, el Comité Dos de Mayo, y las tres asociaciones indígenas (Druawanda, Asirub y Asocamaibo), más una representación directa del Comité de Víctimas de Bojayá. Este comité se consolida a través de un ejercicio de reivindicación de derechos de la población victimizada en este municipio que tienen que ver con la justicia, las garantías de no repetición de la violencia y con el tema de la verdad. El comité hace un valioso trabajo en el proceso de reconocimiento de responsabilidades por parte de las Farc, por la reparación, la atención a los lesionados, la identificación de cuerpos. Por estas acciones se inicia un trabajo de reparación colectiva con la Unidad para las Víctimas.

¿Qué implica para la comunidad de Bojayá y el Medio Atrato hacer parte del primer proceso de reparación colectiva del país?

Nosotros iniciamos el proceso con la Unidad de Víctimas desde el año pasado con una solicitud directa por demanda; un proceso donde las víctimas se acercan a la Defensoría del Pueblo y le exigen a la unidad para que inicie el proceso de reparación colectiva. Sin embargo, Bojayá no ha sido reparado de manera colectiva, estamos en el ejercicio de la identificación de los daños y la elaboración del plan de reparación. Esperamos que para el año entrante se desarrolle. Esto es un trabajo de mucha coordinación y comunicación con las comunidades, de mucha escucha a las víctimas, a veces de revivir cosas muy dolorosas, a veces de reírnos, pero a veces, también, de llorar, porque es volver a recordar la identificación de los daños, y toda la tragedia. Sin embargo, estamos avanzando, y lo que queremos es dejarle una memoria a nuestros hijos, y un futuro mejor.

"Bojayá es conocido por los destrozos que dejó la guerra, pero desde la Coordinación Regional del Pacífico decimos  que es hora de exorcizar la maldición que sobre nosotros han impuesto”, Léyner Palacios.

¿Qué impacto ha tenido la firma del acuerdo final en el Chocó?

Esta firma implica, seguramente, la posibilidad de seguir respirando, seguir viviendo en esos territorios, seguir recreando la cultura, la alegría, seguir cultivando. Es toda una esperanza que tiene la población, dado que los niveles de degradación del conflicto han sido tan terribles. La firma se convierte en una posibilidad de esperanza que no podemos dejar escapar.

¿De todo lo que se pactó en el tema de Víctimas, hay algo que lo haya dejado insatisfecho?

Hemos tenido preocupación por el proceso organizativo de la región, específicamente, en el tema de Desarrollo Rural Integral y con todo lo que tiene que ver con la conformación del banco de tierras. Consideramos que todos esos programas no tienen mucha cabida en el Chocó, pues en esta región sí titulamos de manera colectiva, eso no tiene mucha aplicabilidad aquí. Sin embargo, el enfoque étnico nos lleva a tener cuidado y a tomar las medidas de todo ese desarrollo normativo a partir de la Ley 70 y la Constitución del 91 y cuidar que eso no se vea agredido ahora con la implementación en los acuerdos.

¿Cree que la guerrilla sí los va a reparar con dinero o bienes, luego de que se firme el acuerdo de paz?

No nos hacemos muchas ilusiones. Desde que fuimos a La Habana, planteamos que en la reparación, más allá de que nos den unos recursos, es que reparen el daño psicológico, el daño del alma, y en ese sentido vemos la reparación más como una medida restaurativa. Para nosotros es importante que se realice trabajo comunitario y, de esa manera, reparen las cosas que han dañado, más allá de una reparación material. Esta reacción funcionará en la medida en que todo lo que se acordó en el paquete de víctimas, se haga tal cual.

Lea también: "Hay que cerrar esa fábrica de víctimas que es el conflicto": Martín Santos

¿Cuáles cree que son los principales riesgos en el posconflicto?

El primer riesgo es que no se implemente lo acordado. Si eso se genera, sería una desesperanza más para el pueblo. El otro riesgo, es que los actores armados, en este caso las Farc, en su proceso de reinvención no lo hagan adecuadamente en el marco del respeto, la autonomía y los procesos sociales que hay en esta región. El otro temor es que las personas y comunidades que le están apostando a la paz, en un futuro sean estigmatizadas por esa apuesta de construcción de paz y lleguen nuevos actores armados y empiecen a revictimizar a la gente.

¿Qué piensa cuando hay gente que habla en nombre de las víctimas y dice que no son capaces de perdonar a las Farc por todo lo que hicieron?

Respeto esa posición, comprendo su nivel de dolor, y de verdad, valoro que también lo manifieste. Pero también, le recuerdo que la gente que está en las regiones que ha sufrido el conflicto, la muerte de un familiar y que sigue en situación de guerra, esa persona también necesita la paz. Por eso, este es el momento, para solidarizarnos y superar la pérdida en conjunto.

Cuéntenos algo sobre el acto de perdón que hizo la guerrilla en Bojayá. ¿Cree que quedó faltando algo o fue suficiente?

El acto de reconocimiento que hizo las Farc en Bojayá fue adecuado, las palabras, la organización, e incluso la dignidad con la que la comunidad recibió esas palabras. Sin embargo, está faltando dar respuesta a las peticiones de la gente, es decir, tenemos que atender a esa 110 personas que fueron lesionadas en esa masacre, pero que aún no han sido atendidas en salud. 

Todavía tenemos problemas con la identificación de los muertos, nos queda faltando eso; las palabras nos llegaron, pero faltan las acciones que nos lleven a superar ese dolor. Necesitamos que esas acciones sean tangibles, porque si no, se crearía desesperanza.

¿Si gana el Sí en el Plebiscito, qué sueños tiene para el Chocó?

Si gana el Sí, mi mayor sueño es verme contribuyendo a la implementación de los Acuerdos. Creo que nuestro aporte se dio para la construcción de ese documento y ahora ese aporte debe ser para la implementación de los mismos y el beneficio que eso le va a traer a las comunidades.

Y si gana el No, creo que tenemos que seguir trabajando, no nos podemos derrotar, habrá que buscar otro mecanismo, seguir insistiéndole a las partes que se sienten a dialogar nuevamente porque creo que esta es una oportunidad para construir la paz con las Farc en concreto. La paz es una obligación de todos los ciudadanos.

http://m.elpais.com.co/elpais/colombia/proceso-paz/noticias/queremos-nos-reparen-dano-alma-lider-victimas-bojaya

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.