Lo liberaron, se fueron todos, y ¿el Chocó qué?

El domingo 1º de diciembre, exactamente dos semanas después de su retención, la guerrilla de las FARC liberó en territorio chocoano al general del ejército Rubén Darío Alzate, la abogada Gloria Urrego y el cabo Jorge Rodríguez. En comparación con el alboroto que generó la noticia de su detención, la liberación pasó en una relativa tranquilidad mediática, y casi un silencio después de tanta bulla.

Del Chocó se fueron todos los periodistas que por quince días llenaron los hoteles de la capital y transmitieron y redactaron desde la “húmeda y verde selva”, catapultando esta región al centro de la atención de todo el país. Se escribieron crónicas sobre la vida de la gente en el Chocó, sobre su difícil condición de vida, su pobreza, se construyeron versiones y más versiones sobre los hechos de la detención o llamado secuestro. Todos estos relatos se redactaron desde afuera, muy poco desde una mirada local. ¿Donde quedaron los chocoanos?

Con la liberación llegó a su ápice la curiosidad por saber la verdad: ¿qué hacía el general en Las Mercedes aquel día? ¿Porque andaba de civil? ¿Cómo fueron los hechos de la detención? Las explicaciones del general, reveladas un día después de su libertad, no llenaron esta curiosidad y generaron mayor sospecha y desconfianza. Incluso en el Chocó, muchos dudan de su versión.

Pero ahora que se fueron todos los periodistas y funcionarios del gobierno nacional, ¿qué dejaron en el Chocó? Lo mismo de siempre y peor. La representante legal de COCOMACIA comenta: “El impacto de lo que pasó en Las Mercedes, se sintió en todo el medio Atrato, en el río Bebará, en el río Arquía, y no sólo en Las Mercedes”. En estos ríos, así como en muchas otras comunidades del medio Atrato, los pobladores están viviendo en medio de bombardeos, ráfagas cruzadas, sobre vuelos, requisas y hostigamientos entre el ejército y la guerrilla de las FARC. Para las comunidades negras e indígenas de la zona, esto se traduce en miedo, confinamiento y hambre. Hambre por no poder trabajar en sus fincas, ni pescar, ni ir a la mina y hambre por el desabastecimiento de las tiendas en los pueblos.

Otros líderes subrayan que el impacto de la detención y sucesiva liberación del general Alzate se sintió y se sigue sintiendo incluso en todo el Chocó, y no solo en el medio Atrato. En el municipio de Bagadó, en el curso alto del río Andágueda, se presentan continuos hostigamientos, generando miedo en los habitantes. Los caminos hacia sus fincas o para ir a la escuela están minados, aumentando así su confinamiento.

¿Y quién les devuelve la libertad a estos pobladores, confinados por la presencia de tantos actores armados?

NÚCLEO OBSERVATORIO-QUIBDÓ.

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